miércoles, 24 de noviembre de 2010

EL GIGANTE QUE LLORA

Las avenidas más anchas de Buenos Aires y alrededores, los parques y paseos, la costanera capitalina del Río de la Plata y muchos lugares más, lucen hileras de inmensos árboles, formando espacios  abovedados de sombra reparadora. Y es que Tipuana tipu, de la familia de las Fabáceas , más conocido como Tipa o Tipa blanca (aludiendo al tono de su madera) es uno de los gigantes autóctonos de las selvas de la yunga del noroeste argentino, más elegido para el arbolado urbano abierto, ya que su tamaño no lo hace apto para calles estrechas o espacios reducidos. Llega a medir 30-40 m. de altura y su tronco recto, de corteza oscura resquebrajada longitudinalmente, puede alcanzar más de 1,50 m. de diámetro. En su hábitat original, las ramas sirven de soporte a ciertas especies de bromelias silvestres.
La copa es globosa, inmensa y muy ramificada. Las lindas hojas compuestas otorgan gran densidad al conjunto; tienen 10-35 cm. de largo, formadas por 6-10 pares de folíolos, a veces alternos, a veces opuestos, de un color verde medio, tardíamente caedizas (finales del invierno).
¿Y qué decir de la floración? Es sublime ver esas frondas colmadas de flores papilonáceas (amariposadas), color amarillo mostaza con finas líneas rojas, dispuestas en racimos axilares, suavemente perfumadas y muy llamativas, que caen rápidamente, tendiendo en el suelo un tapiz dorado.
El fruto es un aquenio seco, indehiscente, llamado sámara, provisto de una expansión membranosa, en forma de ala, color verde claro, que se tornará castaño en la madurez. Las semillas son pequeñas, oblongas y rojas.
Caminar bajo las tipas en Noviembre-Diciembre es una experiencia maravillosa, la caída de las flores es constante y el aroma es bellísimo. A intervalos, notaremos que del árbol caen algunas gotas. Eso tiene una explicación: las hojas de la Tipa sufren una parasitosis propia de la especie, una pequeña chinche denominada Cephisus siccipholius Walk., que se alimenta de la savia y luego la expele, digerida, como copos de espuma que caen al suelo; este fenómeno se conoce vulgarmente como "el llanto de las tipas".
Pararnos debajo de estos árboles de porte majestuoso, en plena floración, pisando con amor sus florcitas caídas, mirándolos desde adentro, abrazando su tronco áspero, respirando su fragancia y hasta recibiendo algunas de sus lágrimas, es algo que no
podemos dejar de hacer, quienes siempre nos
permitimos emocionarnos
con lo simple.


Sámaras y hojas compuestas


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