miércoles, 23 de marzo de 2011

JAPÓN: EL OTRO ABRIL...

Abril de 2011

Comenzó la primavera en el hemisferio norte; la particular geografía de Japón hace que los cambios estacionales de las plantas, en general, no se produzcan en el mismo momento, en todo el país.

SAKURA, el cerezo, señor de la región y árbol de culto para los japoneses, comienza a florecer a mediados de marzo, en el sur, en Okinawa, y continúa haciéndolo hacia el norte, hasta llegar a Hokkaido, a mediados de abril. 
Es una ocasión muy esperada, tanto que los organismos meteorológicos mantienen informada a la población, acerca de los avances de las floraciones.





La gente se congrega en los parques, buscando los mejores sitios bajo los cerezos, para compartir con familia y amistades la celebración del HANAMI y ver caer las flores sobre sus manteles.     
El maestro zen Suzuki Daisetsu lo explica, de manera sencilla: "La belleza no está en la forma exterior, sino en el significado que expresa". Es el resumen perfecto de la filosofía oriental: contemplación y comunión con la naturaleza y sus manifestaciones. Los SAKURA representan lo efímero de la vida, su flor es muy delicada y cae bajo la más leve brisa, pero su energía renace en un fruto y todo vuelve a empezar. Es el ciclo de la vida y la muerte, sin principio, sin fin.
¿Qué decir de esta primavera japonesa, la de los sismos, los tsunamis, la radiación? Esta vez, el golpe fue feroz, desmedido, agobiante, hasta para el pueblo japonés, históricamente capaz de caminar sobre sus propias cenizas.
El HANAMI tendrá que esperar algunos años, por lo menos en el noreste de Honshu, la mayor de las islas, la más castigada.







En medio del dolor por las pérdidas de seres queridos, hogares, historia, naturaleza, alguien contó, muy angustiado, que ya no existían los cerezos de Sendai, ni los de Fukushima, y tampoco el milenario sakura de Akiyama, Patrimonio Natural de la Humanidad.
Este año, Abril no trae pétalos suaves, sólo tristeza esperanzada, como suele ser la tristeza del pueblo japonés.
Desde aquí, mi sincero homenaje...


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Abril de 2012






Como no podía ser de otra forma, Japón se levanta, vuelve a la vida una y otra vez, como ha sido siempre.
Las manos laboriosas reconstruyen, renuevan, se ilusionan, viven el hoy con la alegría y la inocencia de los niños, pero con el aplomo, la perseverancia y la responsabilidad de los grandes hombres.
El sakura puede deslumbrar en este abril, las almas sencillas pugnan por ubicarse bajo sus frondas y recibir la caricia de sus leves pétalos, que mueren para que la energía se concentre en el fruto. La nada y el todo; la vida y la muerte, el ser humano en comunión con su entorno natural.
Como debe ser.
Se me ocurre algún haiku y lo quiero compartir:

Hay brotes de bambú
asomando del suelo.
Es primavera.


Sakura vive,
Hishi-mochi: dulce típico de primaveraa
llora pétalos suaves.
Todo ha pasado.


Hishi-mochi,
pastel de primavera,                          
nunca tan dulce.





El Hanami de cerezos, en abril, es el prólogo para el "Fuji no hana mankai" de mayo, cuando florecen las glicinas celestes, blancas y amarillas formando largos y perfumados túneles, que son recorridos con emoción por este sensible pueblo.