miércoles, 7 de septiembre de 2011

¡ GRACIAS ! por amarlos, como yo

Cuando empecé a escribir este blog, no imaginaba que éramos tantos los que amamos a los gigantes sabios de la naturaleza. En poco más de un año, me asombro cada día por el número de visitas que recibe este espacio, como también por la increíble variedad de lugares de los que provienen: casi todos los países de América y Europa, muchos de Asia y hasta de Africa y Oceanía. Es conmovedor pensar que este medio inconmensurable, que es internet, nos permite ver que disfrutamos de los mismos placeres, como son los cambios estacionales de follaje, la floración, la fructificación, las alfombras de pétalos, la oxigenación del aire, o sufrimos la desidia y la falta de conciencia conservacionista de quienes no los valoran. Por suerte, somos muchos los amigos de los árboles. Abrir la sección "Estadísticas" de mi blog, me colma de alegría, porque significa que no dejamos escapar estos incomparables regalos de la naturaleza, y que los esperamos, año tras año, temporada tras temporada, con amor incondicional.

Hoy cumple 113 años el Jardín Botánico de Buenos Aires, Carlos Thays. Un abrazo simbólico a todos los jardines botánicos del mundo.

lunes, 27 de junio de 2011

SIN FAMILIA

El único árbol en el mundo sin parientes vivos, verdadero fósil viviente, pertenece a la familia Ginkgoaceae, compuesta por tres géneros, Ginkgoites, Baiera, que se extinguieron hace miles de años, y Ginkgo biloba, el que hoy nos ocupa.
Esta familia se extendió por toda Laurasia, supercontinente septentrional formado a finales del Paleozoico y principios del Mesozoico, al fusionarse los escudos continentales de las actuales Norteamérica y Eurasia. Durante el Jurásico y Cretáceo tuvo su mayor esplendor, pero comenzó a escasear y desaparecer al final del Pleistoceno, sobreviviendo sólo la especie actual, en una pequeña región de China central.


"Después de la bomba atómica de Hiroshima, fue uno de los pocos árboles que quedó en pie en las cercanías del epicentro, por lo que se lo conoce como portador de esperanza.
El botánico alemán Engelbert Kaempfer (1651-1716) estaba en Japón trabajando para la compañía de las Indias Orientales cuando, en 1691, descubrió ejemplares de ginkgo vivos. Los descubrió en su obra Amoenitatum exoticarium, publicada en 1712. Más tarde llevó semillas de ginkgo a Holanda y en el jardín botánico de Utrecht se plantó uno de los primeros ginkgos de Europa, que todavía está allí".      Fuente: Wikipedia


El Ginkgo biloba es un árbol caducifolio, dioico, con tronco recto, cilíndrico, y ramas extendidas que forman una copa piramidal. La corteza es clara y lisa. Las hojas son de color verde claro, muy bonitas, simples, largamente pecioladas, planas, con nervadura dicotómica que las divide en lóbulos, dándoles su singular apariencia de abanico.




















El follaje otoñal es increíble, no sólo por el tono dorado que adquiere, sino porque permanece bastante tiempo en el árbol: el desprendimiento de las hojas es casi simultáneo, provocando que se acumulen en el suelo espesas capas foliares.
Las semillas, de 1,5-2,5 cm. de diámetro, son amarillentas y tienen un olor muy desagradable.
El "árbol de los cuarenta escudos", como suele llamárselo vulgarmente, posee propiedades farmacológicas relacionadas con la circulación de la sangre, la memoria y los radicales libres.
Junio: en el hemisferio austral, es el momento en que el prehistórico Ginkgo nos muestra su bella imagen de oro. No dejemos pasar esta oportunidad de emocionarnos con lo natural. 

martes, 17 de mayo de 2011

UNA PALETA IMPRESIONISTA

"...captar la luz y plasmarla, directamente, sobre el lienzo".

                                                         Claude Monet


Mujer con sombrilla- Claude Monet- 1875

El movimiento impresionista, en lo que a pintura se refiere, tiene como principal objetivo recrear la esencia de un momento particular al aire libre, mediante pinceladas impulsivas y colores luminosos, alejándose de la fiel reproducción de las formas.
La fascinación de la luz y el cromatismo, cambiantes y espontáneos, necesitan de una paleta de colores puros, sin mezclar, que se yuxtaponen sobre la tela con innumerables y diestros golpes de pincel.                                  
                                                        
                                                    
La Grenouillère- Pierre Augusto Renoir- 1869
                                      
El otoño parece utilizar la misma técnica para deslumbrarnos con sus creaciones. Son tantos los cambios en los follajes, que me voy a ocupar sólo de algunos de ellos.


Hojas de fresno

Fresno: abunda en el arbolado urbano y es el que inicia el cambio de coloración otoñal; sus hojas compuestas, 
de 5 ó 6 folíolos oblongos,
se tornan amarillas y se
desprenden rápidamente de sus
largos pecíolos.
                                                                        

Hojas de liquidambar

                                            Liquidambar: bello árbol, de forma más o menos cónica, cuyas hojas
lobuladas en forma de palma,
largamente pecioladas, muestran
matices que van desde el rojo al
morado, violeta, amarillo y castaño. 
La infrutescencia, globosa, erizada, oscura y péndula, convive en su madurez con el follaje caduco. 




Tilo: ¿Quién no conoce este hermoso árbol, el mismo que perfuma nuestras calles, al final de la primavera? Ahora, en otoño, nos alegra con los tonos dorados de sus hojas grandes, acorazonadas,de borde aserrado y largamente
pecioladas.














                                                                        



Roble americano: sus hojas son simples, grandes, con lóbulos triangulares, que viran al bordó, en zonas muy frías, y al dorado, en zonas templadas.








Roble europeo: las hojas también son simples y lobuladas, pero los lóbulos son redondeados, el matiz otoñal es amarillo cobrizo y suelen permanecer largo tiempo en la planta.
                                                         




                                                            
                                                            
Plátano:  este árbol de gran porte, forma parte del arbolado urbano y es muy apreciado por su sombra estival que, en algunas avenidas, constituye un verdadero túnel reparador. Su fruto, sin embargo, produce trastornos alérgicos a las personas predispuestas a ello. El follaje otoñal es muy bonito, sus grandes hojas palmatilobuladas, de bordes dentados y largos pecíolos, adquieren hermosos tonos marrones y castaños.

 
                                                                            
Un párrafo aparte merecen los arces, en todas sus variedades, cuyos nombres vulgares son: japonés, menor, negundo, plateado, trinerve. El arce japonés (Acer palmatum) es un árbol de culto en el Japón. La gente se traslada a los bosques para disfrutar del momento en el que el KAEDE estalla en rojos y anaranjados, en una ceremonia que se llama KOYO. Preciosos tonos rojizos adoptan las hojas del arce trinerve, mientras que las de las otras variedades, viran al amarillo.

Kaede (arce japonés)


Arce plateado

Arce negundo

En esta época del año, las palabras no alcanzan para describir lo que ocurre en la naturaleza. Así era, seguramente, la urgencia que llevaba a los pintores impresionistas a instalar los atriles y las telas, al aire libre, para captar los cambios de luz en el momento mismo en que se producían. Salgamos también nosotros a admirar el espectáculo, es gratuito, está en cualquier espacio verde, disfrutemos de las veredas que el otoño alfombra y recojamos algunas hojas, las más bonitas, para que se queden a vivir entre las páginas de nuestro libro preferido.

Paisaje otoñal  natural

 
Paisaje otoñal- Camille Pissarro- Pintor impresionista

                     


miércoles, 23 de marzo de 2011

JAPÓN: EL OTRO ABRIL...

Abril de 2011

Comenzó la primavera en el hemisferio norte; la particular geografía de Japón hace que los cambios estacionales de las plantas, en general, no se produzcan en el mismo momento, en todo el país.

SAKURA, el cerezo, señor de la región y árbol de culto para los japoneses, comienza a florecer a mediados de marzo, en el sur, en Okinawa, y continúa haciéndolo hacia el norte, hasta llegar a Hokkaido, a mediados de abril. 
Es una ocasión muy esperada, tanto que los organismos meteorológicos mantienen informada a la población, acerca de los avances de las floraciones.





La gente se congrega en los parques, buscando los mejores sitios bajo los cerezos, para compartir con familia y amistades la celebración del HANAMI y ver caer las flores sobre sus manteles.     
El maestro zen Suzuki Daisetsu lo explica, de manera sencilla: "La belleza no está en la forma exterior, sino en el significado que expresa". Es el resumen perfecto de la filosofía oriental: contemplación y comunión con la naturaleza y sus manifestaciones. Los SAKURA representan lo efímero de la vida, su flor es muy delicada y cae bajo la más leve brisa, pero su energía renace en un fruto y todo vuelve a empezar. Es el ciclo de la vida y la muerte, sin principio, sin fin.
¿Qué decir de esta primavera japonesa, la de los sismos, los tsunamis, la radiación? Esta vez, el golpe fue feroz, desmedido, agobiante, hasta para el pueblo japonés, históricamente capaz de caminar sobre sus propias cenizas.
El HANAMI tendrá que esperar algunos años, por lo menos en el noreste de Honshu, la mayor de las islas, la más castigada.







En medio del dolor por las pérdidas de seres queridos, hogares, historia, naturaleza, alguien contó, muy angustiado, que ya no existían los cerezos de Sendai, ni los de Fukushima, y tampoco el milenario sakura de Akiyama, Patrimonio Natural de la Humanidad.
Este año, Abril no trae pétalos suaves, sólo tristeza esperanzada, como suele ser la tristeza del pueblo japonés.
Desde aquí, mi sincero homenaje...


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Abril de 2012






Como no podía ser de otra forma, Japón se levanta, vuelve a la vida una y otra vez, como ha sido siempre.
Las manos laboriosas reconstruyen, renuevan, se ilusionan, viven el hoy con la alegría y la inocencia de los niños, pero con el aplomo, la perseverancia y la responsabilidad de los grandes hombres.
El sakura puede deslumbrar en este abril, las almas sencillas pugnan por ubicarse bajo sus frondas y recibir la caricia de sus leves pétalos, que mueren para que la energía se concentre en el fruto. La nada y el todo; la vida y la muerte, el ser humano en comunión con su entorno natural.
Como debe ser.
Se me ocurre algún haiku y lo quiero compartir:

Hay brotes de bambú
asomando del suelo.
Es primavera.


Sakura vive,
Hishi-mochi: dulce típico de primaveraa
llora pétalos suaves.
Todo ha pasado.


Hishi-mochi,
pastel de primavera,                          
nunca tan dulce.





El Hanami de cerezos, en abril, es el prólogo para el "Fuji no hana mankai" de mayo, cuando florecen las glicinas celestes, blancas y amarillas formando largos y perfumados túneles, que son recorridos con emoción por este sensible pueblo. 


                                                          

miércoles, 2 de febrero de 2011

VERANO PORTEÑO

Los que apreciamos la buena música, sabemos que "Verano porteño" es el nombre de una excelente obra del compositor argentino Astor Piazzolla, conocido y admirado en el mundo entero.
El maestro Piazzolla, innovador dentro de un género musical tradicional y poco tolerante con las vanguardias, como es el tango, necesitó que su talento fuera comprendido en el exterior, antes que en su propio país.
Sin embargo, al escuchar "Verano porteño", es muy sencillo imaginar lo que el autor quiso describir: el estío en Buenos Aires. Aire cálido, cargado con la humedad del Plata, temperaturas superiores a 30º, cielo límpido, que se vuelve lluvia repentina, torrencial, inesperada, y culmina con una brisa fresca y reparadora del sudoeste, todas sensaciones reales, que el genio convirtió en música y se reflejan en su obra. 
Sólo falta un elemento: el símbolo vegetal de ese microclima, los palos borrachos en flor, que dominan el paisaje de la ciudad: es imposible concebir el verano sin ellos. La av. 9 de Julio, la más ancha del mundo, los luce en su plazoleta central, al igual que los bosques de Palermo, el Jardín Botánico y la mayoría de las plazas y paseos  públicos de Bs. As.




El palo borracho pertenece a la familia de las Bombacáceas y forma parte de la flora autóctona del Brasil austral, sudeste de Paraguay y noreste de Argentina. Esta familia incluye varios géneros, pero sólo nos referiremos a dos: Ceiba speciosa (palo borracho rosado, samohú, samuhú, palo botella, painero) y Ceiba chodatii, conocida anteriormente como Chorisia insignis K. (palo borracho blanco, yuchán, chorisia, barrigudo), cuya principal diferencia es el color de sus flores.
Es un magnífico árbol caducifolio, corpulento, floribundo, que puede alcanzar los 25m. Su tronco, generalmente globoso, abultado en el tercio inferior y más delgado hacia la copa, suele ser recto en algunos casos, sobre todo en los montes originarios, densamente poblados.
La corteza, verde y lisa en ejemplares jóvenes, se va tornando grisácea, gruesa, rugosa, agrietada y provista, en la mayoría de los casos, de aguijones cónicos, más o menos notorios. 







Las hojas son alternas, compuestas, palmadas, con 5-7 folíolos de borde aserrado y terminadas en punta, largamente pecioladas.
Las hojas tiernas de la primavera tienen un bello color verde claro broncíneo.










Ver de cerca la preciosa flor del palo borracho es sorprendente: grande, solitaria o en grupos de 2 ó 3, perfecta (posee androceo y gineceo), con 5 pétalos espatulados, de bordes ondulados, unidas a las ramas por un largo pedúnculo; su aspecto recuerda a algunas liliáceas, como amarilis, azucenas o hemerocalis. Sus 5 estambres están unidos, formando un tubo de 6-8cm., algo más corto que el delgado tubo del estilo y estigma.
El colorido varía según el género: desde rosados a rojizos, con el centro más claro y presencia de líneas purpúreas, hasta blancos cremosos, con el centro amarillento y marcas lineales oscuras.





















El fruto es una cápsula ovoide, grande, 12-20 cm. de largo y 5-8 cm. de diámetro, péndula, verde al principio y castaño oscuro cuando madura, dehiscente (apertura espontánea), que contiene gran cantidad de pelos blancos y sedosos, envolviendo las pequeñas semillas oscuras. Esta característica facilita su diseminación anemocora (por acción del viento).
Los colibríes utilizan esas suaves hebras para construir sus nidos.











El palo borracho florece abundantemente entre Enero y Abril-Mayo, aún después de haber perdido su follaje.
Esta extensa y generosa floración engalana el cielo, en el verano porteño que soñó Piazzolla. Es una maravilla caminar bajo los árboles cuando caen sus flores; el contacto íntimo con la naturaleza siempre debe ser tenido en cuenta, creo que nos reconcilia con la vida.




lunes, 31 de enero de 2011

EPITAFIO PARA UN ÁRBOL...

Tan desatentas fueron las miradas, que no alcanzó ningún hombre en este mundo a enumerar mis hojas y mis cantos.



Mi ausencia ahora ocupa mucho espacio, un vuelo incesante de aves marca el lugar donde falto, que se agranda.




Silvina Ocampo, argentina, 1903-1994.




miércoles, 12 de enero de 2011

2011: AÑO INTERNACIONAL DE LOS BOSQUES

                                               


Con este logo como símbolo, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la resolución por la que se declara a 2011 como el Año Internacional de los Bosques. Esta acción tiene, como uno de sus principales objetivos, crear conciencia de que los bosques son elementos fundamentales en el desarrollo sustentable del planeta, debido a los beneficios económicos, sociales, culturales y ambientales que aportan a la Tierra.
Es sencillo darse cuenta de que el hombre es el principal responsable del cuidado y resguardo de estas maravillas.
Es cierto que a veces ocurren catástrofes naturales, como incendios forestales debido a la extrema sequedad del clima en determinadas regiones y épocas del año, pero aún así es obligación de los residentes y sus gobernantes, establecer medidas preventivas y coordinar estrategias para evitar esas situaciones o resolverlas, con la mayor celeridad posible.
La prevención y disponibilidad de tecnología dispuesta para tal fin, sobre todo en las zonas de alto riesgo ignífero, contribuiría, sin dudas, a reducir las pérdidas de ejemplares.
Otro objetivo fundamental es lograr un retroceso en la deforestación y degradación de los bosques: es muy impresionante ver con qué velocidad se tala un monte, que necesitó decenas de años para formarse.
Esta es la segunda vez que los bosques tienen su "año internacional", el anterior fue 1985.
Los que amamos a los árboles y les prestamos la debida atención, debiéramos convertirnos en agentes movilizadores de la conciencia de la población acerca de este tema.
¿Será porque siempre los vemos, porque siempre están allí, que no nos imaginamos qué sería del mundo si no existiesen? 
Este es un buen momento para estar más atentos y participativos, para intervenir activamente en las comisiones barriales, regionales, provinciales o nacionales que se interesan por estos temas, para desaprobar la conversión de bosques a tierras agrícolas o de asentamientos humanos, evitando así el efecto invernadero, el calentamiento global, la desaparición del hábitat de miles de especies animales, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, entre otros terribles males.
Ayudemos a nuestros gigantes amados, en este, su año "especial", y siempre. Ojalá no sea sólo una postura político-social. El tiempo lo dirá.



miércoles, 5 de enero de 2011

NO TODO ES LO QUE PARECE

A veces, las cosas no son lo que parecen. En nuestra vida diaria, este hecho es frecuente e instaura la duda, tan útil para sacar conclusiones y evitar proyecciones innecesarias. En la vida natural, todo es más previsible, y si el hombre interviniese menos, lo sería más aún.
Pero el tema que hoy nos ocupa, realmente puede plantear un dilema al observador poco entrenado. Es que ver la fronda del Árbol del cielo, durante nuestro verano austral, nos induce a pensar en lo exuberante de esa floración estival.
¡Nada más lejos de la realidad!
Las flores del Ailanthus altissima, hermoso árbol dioico (*) de la familia de las Simarubáceas, de gran porte, oriundo de China, Japón e islas Molucas, pasan desapercibidas, son muy pequeñas, verdosas y dispuestas en panojas terminales. El gran tronco recto, con corteza gris y estrías que van variando su color, a medida que avanza la edad del árbol, se abre en ramas robustas, de notable crecimiento, necesario para sostener una copa subglobosa muy amplia, o verticalmente alargada.
Las hojas, caducas, son muy bonitas, grandes, alternas, compuestas, con 6-10 pares de folículos opuestos, ovado-lanceolados, de borde liso y raquis verde rojizo; alcanzan más de 50cm. de largo.
Finalmente,llegamos al punto que da nombre a esta nota: ese espectáculo tan llamativo que nos hace levantar la vista cuando pasamos junto a este árbol, es su fructificación. Se trata de sámaras aladas, arracimadas y muy abundantes, que nacen verdes y se van tornando anaranjadas, rojizas, casi ígneas, y finalmente, castañas en su madurez.
En Argentina se lo cultiva mucho, creciendo también en forma espontánea en muchas zonas rioplatenses y llegando a formar bosquecillos invasores de otras especies, incluso autóctonas. 
Un dato de interés: si alguna vez cruzan por los puentes ferroviales sobre nivel, en el barrio de Caballito, los verán alineados en las orillas de las vías, como si alguien los hubiese sembrado allí, y no es así: se reprodujeron solos.
Las flores estaminadas del Árbol del cielo tienen un olor desagradable, lo mismo que sus bellas hojas; los apicultores evitan tenerlo cerca de sus colmenas, porque transfieren mal sabor a la miel.
Como a todos nuestros amigos queridos, a este lo aceptamos con sus defectos y virtudes. Será cuestión de tocarlo poco y disfrutar mucho de su sombra generosa y su incuestionable belleza.

(*) Se llaman dioicas las plantas que tienen flores imperfectas (sólo con androceo o sólo con gineceo) en distintos individuos. Las flores masculinas (estaminadas) no fructifican, en cambio las femeninas (pistiladas) sí lo hacen. Por eso veremos  Ailanthus, con frutos y sin frutos, según sean sus flores pistiladas o estaminadas.







                                                                 







Mi escaneo: detalle de una hoja


Frutos comenzando a madurar
 
Fronda colmada de frutos (sámaras)